Una lectora de Revolución Obrera
nos ha hecho llegar sus opiniones sobre la reciente película Parásitos que fue muy premiada en los
pasados premios Oscar. No existe el
Arte por el Arte, no se puede concebir en una esfera ajena a la política, y por
ello es muy importante promover la crítica que contribuya a su análisis desde
el punto de vista de las clases sociales. El arte influye e inciden en toda la
sociedad y dependiendo del punto de vista de clase, será arte de avanzada,
revolucionario o retrógrado.
Invitamos a todos nuestros lectores, artistas y críticos de las
expresiones artísticas, a utilizar esta tribuna para contribuir a elevar el
nivel cultural de la clase obrera y llenarla de combatividad, para polemizar
con las diferentes corrientes ideológicas que han enfatizado en que existe y se
puede hacer arte sin tomar partido, compartir las experiencia y los trabajos
que tengan; en fin, utilicen esta tribuna para que el arte esté al servicio del
pueblo.
Revolución Obrera
¿Parásito
quién?
Parásitos es “la primera película en lengua no inglesa
que gana el Oscar a mejor Película”. Bien concebida, con locaciones
construidas desde cero de acuerdo a los requerimientos de la historia, donde
cada evento está encajado a la perfección, pero que en el fondo esconde su
veneno.
No es raro que
películas como estas aparezcan en esta época de ascenso del movimiento social a
nivel internacional, tampoco que la burguesía le dé premios a este tipo de
producciones que hacen ver a la clase obrera como los parásitos de la sociedad,
y no es raro porque este es un sistema en el cual el arte tiene su sello de
clase y para los verdaderos parásitos resulta conveniente voltear la arepa y explotar comercialmente la vista superficial y
burguesa de cualquier situación tras el velo de una falsa realidad.
La cinta con un
toque de humor negro, cuenta la historia de una familia de abajo, que vive en un sótano como cucarachas, (incluso hace
referencia a esto en algunos diálogos), están sin trabajo y valiéndose de
tretas, uno por uno invaden a una familia; el punto más alto de las escaleras,
en que la mamá, una mujer inocente e ingenua, es quien toma todas las decisiones.
De esta manera, la película presenta a los obreros como parásitos que se meten en todo con
triquiñuelas solo por conseguir dinero; obreros que se llenan de resentimientos
y odios contra una familia burguesa víctima, que odia el olor a pobre, lo que
por cierto se muestra reiteradamente. Son entonces estos obreros, una plaga que
invade y acaba con todo lo que puede aun sin que la familia burguesa sepa que
están allí, y no solo invaden todo lo que pueden sino que, además son
insolidarios y competitivos con su propia clase, extremos escondidos tras el
velo de una supuesta realidad que se vive en este caso en Corea del Sur.
He ahí el veneno de
la nueva película ganadora del Oscar;
mostrar las condiciones inhumanas en que vive una gran población del mundo, no
necesariamente mostrando la realidad, máxime cuando es del todo irreal que los
obreros tengan como costumbre sobrevivir a costa de otros. No se puede estar de
acuerdo con que las clases trabajadoras somos parásitos ni mucho menos asesinos
resentidos sin el más mínimo asomo de solidaridad, los obreros en el mundo
somos una mayoría unida, solidaria luchadora y creadora, que en lugar de ser
parásitos somos los que producimos todo. Parásitos los burgueses y su séquito
de vagos que viven de nuestro trabajo, y en realidad van tras su sed de
ganancia pasando por encima de lo que sea, pueblos enteros si se quiere.
No puede pensarse
que mostrar la lucha de clases en la sociedad, sea sinónimo de mostrar lo que
en realidad sucede en este sistema. Lo real es la superexplotación por parte de
burgueses, terratenientes e imperialistas hacia la gran mayoría de la
población, que entrega su fuerza de trabajo a cambio de condiciones de
subsistencia cada vez más paupérrimas.
Sumado a ello, si
una familia obrera se encuentra sin trabajo, no es porque sea su deseo, sino
porque el desempleo hace parte de las consecuencias mundiales de la crisis
capitalista, que también carga el proletariado sobre sus espaldas. Somos
obreros y sabemos que antes de maquinar elaborados planes para despojar a una
familia burguesa de sus pertenencias, rebuscamos la forma de sobrevivir, con
las ventas informales, con el rebusque en el transporte público e incluso con
la solidaridad de los hermanos obreros activos, que son quienes realmente
sostienen al gran ejército de desempleados bajo el capitalismo imperialista.
Esa es la verdadera realidad del proletariado en todo el mundo.
Hoy más que nunca se
requiere de la genialidad del arte proletario que exprese no solo con veracidad
sus sentimientos, sino muestre el camino de su liberación; es hora de que el
arte se ponga al servicio del pueblo; en muchos rincones del planeta estarán
los Bertolt Brecht, los Víctor Jara, los Einsenstein, los Kirk Douglas que
lleven a cabo esta misión.
Lectora de Revolución Obrera
No hay comentarios:
Publicar un comentario