Durante 4 días consecutivos y por primera vez en la historia,
la ciencia logró obtener las imágenes de un agujero negro supermasivo que se
encuentra a 55 millones de años luz de distancia y que está ubicado en el
centro de una galaxia elíptica gigante llamada M87. Este cuerpo inmenso posee
alrededor de 6.500 millones de veces la masa del Sol. Pero la pregunta que
inquieta a muchos ahora es, ¿Por qué tomó tanto tiempo capturar en imágenes un
agujero negro? la respuesta es que a pesar de lo inmensamente poderosos que
son, los agujeros negros son sorprendentemente pequeños en una escala cósmica,
para registrarlo fue necesario un proyecto de envergadura mundial que articuló
todos los telescopios de los centros de investigación, un proyecto denominado
el Telescopio de Horizonte de Evento (EHT), solo convirtiendo a todos los
radiotelescopios de la tierra en un telescopio gigante, fue que se hizo posible
captar las imágenes del agujero negro supermasivo.
Este gran hecho científico no es sino el fruto de un largo
camino de la astronomía comprendiendo esta forma de movimiento de la materia a
escalas cósmicas que hace varios decenios solo se concebían teóricamente y que
poco después se comenzaron a diseñar las primeras predicciones sobre su
comportamiento. Las fotografías del agujero negro supermasivo permitieron
comprobar algunas predicciones sobre su comportamiento, por ejemplo, éste se
encuentra rodeado de un disco de acreción de gas y polvo muy caliente y en
espiral que está cayendo lentamente en el agujero negro. Ese disco emite mucha
radiación. Debido a que el disco está girando, parece más brillante donde se
está moviendo hacia nosotros, y más débil hacia donde se está alejando, este
efecto fue predicho por la teoría de la relatividad general de Albert Einstein
y que hoy gracias a las imágenes captadas se pudo corroborar.
Sin embargo, no siempre la comprensión sobre los agujeros
negros fue tan clara y de rápida aceptación para la comunidad científica. En la
década de los 60 y 70ta del siglo pasado muchos científicos compartieron los
planteamientos idealistas de la escuela de Copenhague quienes llegaron a
concluir que los agujeros negros eran eternos e inmutables, incluso alegaron
que la materia en ellos estaba tan comprimida que el movimiento de la misma era
imposible, buscando refutar los cimientos del materialismo dialéctico que por
aquel entonces se hacía popular entre las masas a nivel mundial gracias a las
revoluciones socialistas e Rusia y China del siglo XX. Fue Stephen Hawking el
primero en rebatir tales mitos al predecir que los agujeros negros no eran
totalmente negros y eternos como se concebían, mejorando la comprensión
dialéctica de los mismos ya que llegó a la conclusión que los agujeros negros
con el tiempo se desangran y pierden energía a través de la emisión de radiación,
muriendo lentamente. Es de anotar, que por aquel entonces a mediados de los
70tas, en la China roja, en donde Mao Tse-tung lideraba a los comunistas contra
los restauradores del capitalismo a través de la revolución cultural, también en
la Revolución Cultural se vieron obligados a combatir en el terreno científico
defendiendo el punto de vista materialista dialéctico del universo en
contraposición a los idealistas de la escuela de Copenhague, en un título de un
artículo científico sobre los agujeros negros se sentenció lo siguiente: “El
movimiento no puede ser exterminado - Una crítica de la “hipótesis” del agujero
negro” (Diario de la Dialéctica de la Naturaleza, 1973), la revista “Diario de la Dialéctica de la Naturaleza”,
fue publicada en 10 números (100 000 ejemplares cada uno) durante los años
1973-1975. Las masas rojas chinas en la Revolución Cultural llegaron a
comprender el universo como si éste estuviera construido como una cebolla, o
mejor dicho por capas, entrelazaron todo el universo desde lo micro del cosmos
hasta lo macro, en una forma monista de compresión del mundo y sintetizaron el
universo como una red que se interconecta a través de capas, tal red opera de
forma infinita en los dos sentidos, es decir, en el sentido más pequeño del
universo, el de las partículas pequeñas o subatómicas, por ejemplo a la cebolla
siempre se le iba a arrancar una capa y nunca se llegaría a una última capa,
también ocurre así en las enormes construcciones cósmicas, como las galaxias,
constelaciones y agujeros negros, en donde nunca se llegaría a encontrar los
bordes o fines del universo. “Nada es indivisible” o “Uno se divide en dos”
fueron las grandes lecciones que dieron al mundo las luchas en el terreno
filosófico y científico las masas rojas en China con Mao Tse-tung a la cabeza,
todo en la materia es divisible, por tal motivo no existen partículas
absolutas, inmutables o indivisibles, una teoría irrefutable e imperecedera
hasta nuestros días, ¿qué ha sido de la búsqueda de la comunidad científica de
la tan mentada “partícula de Dios”? Confirmar tajantemente en la práctica que
el universo está construido como una cebolla y que nada en él es indivisible.
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