Bertolt Brecht (1891-1956)
Poeta, dramaturgo, activista y militante comunista alemán, tuvo que afrontar la opresión del Nazismo, pero pese a ello no dejó de desplegar su fuerza creativa por el realismo socialista en la poesía y en el teatro, refiriéndose a ello escribió:
El concepto de realismo socialista no es algo que debiera sacarse de las obras y estilos existentes. El criterio no debería ser si una obra o una descripción se parecen a otras obras y otras descripciones que se incluyen en el realismo socialista, sino si es socialista y realista.
1. El arte realista es arte combativo. Lucha contra visiones erróneas de la realidad e impulsos que se oponen a los intereses reales de la humanidad. Hace posibles formas correctas de pensar y potencia los impulsos productivos.
2. Los artistas realistas enfatizan lo sensitivo, lo "terrenal", lo típico, entendido en sentido amplio (lo importante en términos históricos).
3. Los artistas realistas hacen hincapié en el momento de formación y extinción. En todas sus obras piensan históricamente.
4. Los artistas realistas muestran sus contradicciones entre el ser humano y sus relaciones, y muestran las condiciones bajo las cuales aquellas se desarrollan.
5. Los artistas realistas están interesados en las transformaciones que se dan en las personas y en las circunstancias, tanto en los cambios constantes como en los repentinos, en que se convierten los constantes.
6. Los artistas realistas reflejan el poder de las ideas y el fundamento material de las ideas.
7. Los artistas del realismo socialista son humanos, es decir, filantrópicos, y muestran las relaciones entre las personas de tal manera que se fortalecen los impulsos socialistas. Se fortalecen mediante análisis útiles de la maquinaria social y por el hecho de que los impulsos se convierten en disfrute.
8. Los artistas del realismo socialista no sólo tienen una visión realista de sus temas, sino también de su público.
9. Los artistas del realismo socialista tienen en cuenta el grado de formación y la pertenencia social de su público, así como el estado de la lucha de clases.
10. Los artistas del realismo socialista tratan la realidad desde el punto de vista de la población trabajadora y de los intelectuales aliados con ella y que están a favor del socialismo.
Texto presente en el libro: "Crítica, tendencia y propaganda"
Desde el primer momento, combate al nazismo con su actividad y con su inteligencia: junto con Feuchtwanger y Willi Bredel dirige la revista Das Wort, que se distribuye desde Moscú, y que será una de las más importantes tribunas de la izquierda intelectual alemana, participa en el Congreso internacional de escritores reunido en 1935 en París, y, en plena guerra, su obra teatral consigue versos como fusiles en Madre Coraje, Galileo o El círculo de tiza caucasiano.
Regresa del exilio en 1949 a Alemania del este, y en 1955, Brecht recibió el premio Stalin de la paz. Al año siguiente, el 14 de agosto, contrajo una inflamación del pulmón y murió de una trombosis coronaria en Berlín del Este.
A continuación se incluyen algunas obras y poemas de Brecht
O todos o ninguno
Esclavo, ¿quién te liberará?
Los que están en la sima más honda
te verán, compañero,
tus gritos oirán.
Los esclavos te liberarán.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Hambriento, ¿quién te alimentará?
Si tú quieres pan, ven con nosotros,
los que no lo tenemos.
Déjanos enseñarte el camino.
Los hambrientos te alimentarán.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Vencido, ¿quién te puede vengar?
Tú que padeces heridas,
únete a los heridos.
Nosotros, compañero, aunque débiles,
nosotros te podemos vengar.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Hombre perdido, ¿quién se arriesgará?
Aquel que ya no pueda soportar
su miseria, que se una a los que luchan
porque su día sea el de hoy
y no algún día que ha de llegar.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Resolución de los Comuneros
I
O todos o ninguno
Esclavo, ¿quién te liberará?
Los que están en la sima más honda
te verán, compañero,
tus gritos oirán.
Los esclavos te liberarán.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Hambriento, ¿quién te alimentará?
Si tú quieres pan, ven con nosotros,
los que no lo tenemos.
Déjanos enseñarte el camino.
Los hambrientos te alimentarán.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Vencido, ¿quién te puede vengar?
Tú que padeces heridas,
únete a los heridos.
Nosotros, compañero, aunque débiles,
nosotros te podemos vengar.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Hombre perdido, ¿quién se arriesgará?
Aquel que ya no pueda soportar
su miseria, que se una a los que luchan
porque su día sea el de hoy
y no algún día que ha de llegar.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Resolución de los Comuneros
I
Considerando nuestra debilidad
Ustedes hacen leyes para avasallarnos
En el futuro, esas leyes no serán cumplidas
considerando que no queremos seguir siendo vasallos
Considerando que ustedes entonces
Nos amenazan con fusiles y cañones,
Hemos acordado temerle, más que a la muerte
A ésta vida amarga que llevamos
Ustedes hacen leyes para avasallarnos
En el futuro, esas leyes no serán cumplidas
considerando que no queremos seguir siendo vasallos
Considerando que ustedes entonces
Nos amenazan con fusiles y cañones,
Hemos acordado temerle, más que a la muerte
A ésta vida amarga que llevamos
II
Considerando que ahí están las casas
Mientras ustedes nos dejan sin abrigo
Hemos acordado mudarnos a ellas
Pues no estamos cómodos en estos agujeros
Considerando que ustedes entonces
Nos amenazan con fusiles y cañones,
Hemos acordado temerle, más que a la muerte
A ésta vida amarga que llevamos
III
Considerando que nos quedamos con hambre
Mientras permitimos que ustedes nos roben
Vamos a comprobar que sólo unas vidrieras
Nos separan del buen pan que nos falta
Considerando que ustedes entonces
Nos amenazan con fusiles y cañones,
Hemos acordado temerle, más que a la muerte
A esta vida amarga que llevamos
IV
Considerando que existe demasiado carbón
Mientras nosotros sin carbón nos helamos
Hemos acordado ir a buscarlo ahora mismo
Considerando que así podemos calentarnos
Considerando que ustedes entonces
Nos amenazan con fusiles y cañones,
Hemos acordado temerle, más que a la muerte
A esta vida amarga que llevamos
V
Considerando que ustedes no consiguen
brindarnos un buen salario,
nos hacemos cargo de las fábricas
Considerando que sin ustedes podemos bastarnos
Considerando que ustedes entonces
Nos amenazan con fusiles y cañones,
Hemos acordado temerle, mas que a la muerte
A ésta vida amarga que llevamos
Considerando que ahí están las casas
Mientras ustedes nos dejan sin abrigo
Hemos acordado mudarnos a ellas
Pues no estamos cómodos en estos agujeros
Considerando que ustedes entonces
Nos amenazan con fusiles y cañones,
Hemos acordado temerle, más que a la muerte
A ésta vida amarga que llevamos
III
Considerando que nos quedamos con hambre
Mientras permitimos que ustedes nos roben
Vamos a comprobar que sólo unas vidrieras
Nos separan del buen pan que nos falta
Considerando que ustedes entonces
Nos amenazan con fusiles y cañones,
Hemos acordado temerle, más que a la muerte
A esta vida amarga que llevamos
IV
Considerando que existe demasiado carbón
Mientras nosotros sin carbón nos helamos
Hemos acordado ir a buscarlo ahora mismo
Considerando que así podemos calentarnos
Considerando que ustedes entonces
Nos amenazan con fusiles y cañones,
Hemos acordado temerle, más que a la muerte
A esta vida amarga que llevamos
V
Considerando que ustedes no consiguen
brindarnos un buen salario,
nos hacemos cargo de las fábricas
Considerando que sin ustedes podemos bastarnos
Considerando que ustedes entonces
Nos amenazan con fusiles y cañones,
Hemos acordado temerle, mas que a la muerte
A ésta vida amarga que llevamos
VI
Considerando que no confiamos
En lo que siempre promete el gobierno
Hemos acordado bajo nuestra propia dirección
Hacer feliz nuestra vida desde este momento
Considerando que sólo obedecen a los cañones
-ustedes no podrán entender otro idioma-
nos vemos obligados, y eso si valdrá la pena
¡ a enfilar contra ustedes los cañones !
Poema a Lenin
1
Al morir Lenin,
un soldado de la guardia, según se cuenta,
dijo a sus camaradas: Yo no quería
creerlo. Fui donde él estaba
y le grité al oído: “Ilich,
ahí vienen los explotadores. No se movió.
Ahora estoy seguro que ha muerto.
2
Si un hombre bueno quiere irse,
¿con que se le puede detener?
Dile para qué es útil.
Eso lo puede detener.
3
¿Qué podia detener a Lenin?
4
El soldado pensó:
Si oye que los explotadores vienen,
puede que estando solo enfermo se levante.
Quizás venga con muletas.
Quizás haga que lo traigan
pero se levantará y vendrá
para luchar contra los explotadores.
5
El soldado sabía que Lenin
había peleado toda su vida
contra los explotadores.
6
Cuando terminaron de tomar por asalto
el Palacio de Invierno, el soldado
quiso regresar a su hogar, porque allí
se habían repartido ya las tierras de los propietarios.
Entonces Lenin le dijo: Quédate.
Todavía hay explotadores.
Y mientras haya explotación
hay que luchar contra ella.
Mientras tu existas,
tienes que luchar contra ella.
7
Los débiles no luchan. Los más fuertes
quizás luchen una hora.
Los que aún son más fuertes, luchan unos años. Pero
los más fuertes de todos, luchan toda su vida, Èstos
son los indispensables.
Canción del comerciante
Río abajo hay arroz,
río arriba la gente necesita el arroz.
Si lo guardamos en los silos,
más caro les saldrá luego el arroz.
Los que arrastran las barcas recibirán aún menos.
Y tanto más barato será para mí.
Pero ¿qué es el arroz realmente?
¡Yo qué sé lo que es el arroz!
¡Yo qué sé quién lo sabrá!
Yo no sé lo que es el arroz.
No sé más que su precio.
Se acerca el invierno, la gente necesita ropa.
Es preciso, pues, comprar algodón
y no darle salida.
Cuando el frío llegue, encarecerán los vestidos.
Las hilanderías pagan jornales excesivos.
En fin, que hay demasiado algodón.
Pero ¿qué es realmente el algodón?
¡Yo qué sé lo que es el algodón!
¡Yo qué sé quién lo sabrá!
Yo no sé lo que es el algodón.
No sé más que su precio.
El hombre necesita abundante comida
y ello hace que el hombre salga más caro.
Para hacer alimentos se necesitan hombres.
Los cocineros abaratan la comida,
pero la ponen cara los mismos que la comen.
En fin, son demasiado escasos los hombres.
Pero ¿qué es realmente un hombre?
¡Yo qué sé lo que es un hombre!
¡Yo qué sé quién lo sabrá!
Yo no sé lo que es un hombre.
No sé más que su precio.
La lista de lo necesario
Conozco muchos que andan por ahí con la lista
de lo que necesitan.
Aquel a quien la lista es presentada, dice: es mucho.
Mas aquel que la ha escrito dice: esto es lo mínimo.
Pero hay quien orgullosamente muestra
su breve lista.
Preguntas de un obrero ante un libro
Tebas, la de las Siete Puertas, ¿quién la construyó?
En los libros figuran los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los grandes bloques de piedra?
Y Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién la volvió a construir otras tantas? ¿En qué casas
de la dorada Lima vivían los obreros que la construyeron?
La noche en que fue terminada la Muralla china,
¿adónde fueron los albañiles? Roma la Grande
está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?
¿Sobre quiénes triunfaron los Césares? Bizancio, tan cantada,
¿tenía sólo palacios para sus habitantes? Hasta en la fabulosa Atlántida,
la noche en que el mar se la tragaba, los habitantes clamaban
pidiendo ayuda a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿Él solo?
César venció a los galos.
¿No llevaba consigo ni siquiera un cocinero?
Felipe II lloró al hundirse
su flota. ¿No lloró nadie más?
Federico II venció la Guerra de los Siete Años.
¿Quién la venció, además?
Una victoria en cada página.
¿Quién cocinaba los banquetes de la victoria?
Un gran hombre cada diez años.
¿Quién pagaba sus gastos?
Una pregunta para cada historia.
Loa del estudio
¡Estudia lo elemental! Para aquellos
cuya hora ha llegado
no es nunca demasiado tarde.
¡Estudia el «abc»! No basta, pero
estúdialo, ¡ No te canses!
¡Empieza! ¡Tú tienes que saberlo todo!
Estás llamado a ser un dirigente.
¡Estudia, hombre en el asilo!
¡Estudia, hombre en la cárcel!
¡Estudia, mujer en la cocina!
¡Estudia, sexagenario!
Estás llamado a ser un dirigente.
¡Asiste a la escuela, desamparado!
¡Persigue el saber, muerto de frío!
empuña el libro, hambriento! ¡Es un arma!
Estás llamado a ser un dirigente.
No temas preguntar, compañero!
No te dejes convencer!
¡Compruébalo tú mismo!
No lo sabes por ti,
No lo sabes
Repasa la cuenta,
Tu tienes que pagarla.
Apunta con tu dedo a cada cosa
Y pregunta: «Y esto, ¿de qué?»
Estás llamado a ser un dirigente.
1940
Mi hijo pequeño me pregunta: ¿Tengo que aprender
matemáticas?
¿Para qué?, quisiera contestarle. De que dos pedazos de pan
son más que uno
ya te darás cuenta.
Mi hijo pequeño me pregunta: ¿Tengo que aprender francés?
¿Para qué?, quisiera contestarle. Esa nación se hunde.
Señálate la boca y la tripa con la mano,
que ya te entenderán.
Mi hijo pequeño me pregunta: ¿Tengo que aprender
historia?
¿Para qué?, quisiera contestarle. Aprende a esconder la
cabeza en la tierra
y acaso te salves.
¡Sí, aprende matemáticas, le digo,
aprende francés, aprende historia!
Lectura del periódico mientras hierve el té
Muy de mañana leo en el periódico los planes sensacionales
del Papa y de los reyes, de los banqueros y de los reyes del
petróleo.
Con el otro ojo miro
el puchero con el agua del té,
cómo se enturbia y empieza a hervir y de nuevo se aclara,
hasta que, rebosando del puchero, apaga el fuego.
Considerando que no confiamos
En lo que siempre promete el gobierno
Hemos acordado bajo nuestra propia dirección
Hacer feliz nuestra vida desde este momento
Considerando que sólo obedecen a los cañones
-ustedes no podrán entender otro idioma-
nos vemos obligados, y eso si valdrá la pena
¡ a enfilar contra ustedes los cañones !
Poema a Lenin
1
Al morir Lenin,
un soldado de la guardia, según se cuenta,
dijo a sus camaradas: Yo no quería
creerlo. Fui donde él estaba
y le grité al oído: “Ilich,
ahí vienen los explotadores. No se movió.
Ahora estoy seguro que ha muerto.
2
Si un hombre bueno quiere irse,
¿con que se le puede detener?
Dile para qué es útil.
Eso lo puede detener.
3
¿Qué podia detener a Lenin?
4
El soldado pensó:
Si oye que los explotadores vienen,
puede que estando solo enfermo se levante.
Quizás venga con muletas.
Quizás haga que lo traigan
pero se levantará y vendrá
para luchar contra los explotadores.
5
El soldado sabía que Lenin
había peleado toda su vida
contra los explotadores.
6
Cuando terminaron de tomar por asalto
el Palacio de Invierno, el soldado
quiso regresar a su hogar, porque allí
se habían repartido ya las tierras de los propietarios.
Entonces Lenin le dijo: Quédate.
Todavía hay explotadores.
Y mientras haya explotación
hay que luchar contra ella.
Mientras tu existas,
tienes que luchar contra ella.
7
Los débiles no luchan. Los más fuertes
quizás luchen una hora.
Los que aún son más fuertes, luchan unos años. Pero
los más fuertes de todos, luchan toda su vida, Èstos
son los indispensables.
Canción del comerciante
Río abajo hay arroz,
río arriba la gente necesita el arroz.
Si lo guardamos en los silos,
más caro les saldrá luego el arroz.
Los que arrastran las barcas recibirán aún menos.
Y tanto más barato será para mí.
Pero ¿qué es el arroz realmente?
¡Yo qué sé lo que es el arroz!
¡Yo qué sé quién lo sabrá!
Yo no sé lo que es el arroz.
No sé más que su precio.
Se acerca el invierno, la gente necesita ropa.
Es preciso, pues, comprar algodón
y no darle salida.
Cuando el frío llegue, encarecerán los vestidos.
Las hilanderías pagan jornales excesivos.
En fin, que hay demasiado algodón.
Pero ¿qué es realmente el algodón?
¡Yo qué sé lo que es el algodón!
¡Yo qué sé quién lo sabrá!
Yo no sé lo que es el algodón.
No sé más que su precio.
El hombre necesita abundante comida
y ello hace que el hombre salga más caro.
Para hacer alimentos se necesitan hombres.
Los cocineros abaratan la comida,
pero la ponen cara los mismos que la comen.
En fin, son demasiado escasos los hombres.
Pero ¿qué es realmente un hombre?
¡Yo qué sé lo que es un hombre!
¡Yo qué sé quién lo sabrá!
Yo no sé lo que es un hombre.
No sé más que su precio.
La lista de lo necesario
Conozco muchos que andan por ahí con la lista
de lo que necesitan.
Aquel a quien la lista es presentada, dice: es mucho.
Mas aquel que la ha escrito dice: esto es lo mínimo.
Pero hay quien orgullosamente muestra
su breve lista.
Preguntas de un obrero ante un libro
Tebas, la de las Siete Puertas, ¿quién la construyó?
En los libros figuran los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los grandes bloques de piedra?
Y Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién la volvió a construir otras tantas? ¿En qué casas
de la dorada Lima vivían los obreros que la construyeron?
La noche en que fue terminada la Muralla china,
¿adónde fueron los albañiles? Roma la Grande
está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?
¿Sobre quiénes triunfaron los Césares? Bizancio, tan cantada,
¿tenía sólo palacios para sus habitantes? Hasta en la fabulosa Atlántida,
la noche en que el mar se la tragaba, los habitantes clamaban
pidiendo ayuda a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿Él solo?
César venció a los galos.
¿No llevaba consigo ni siquiera un cocinero?
Felipe II lloró al hundirse
su flota. ¿No lloró nadie más?
Federico II venció la Guerra de los Siete Años.
¿Quién la venció, además?
Una victoria en cada página.
¿Quién cocinaba los banquetes de la victoria?
Un gran hombre cada diez años.
¿Quién pagaba sus gastos?
Una pregunta para cada historia.
Loa del estudio
¡Estudia lo elemental! Para aquellos
cuya hora ha llegado
no es nunca demasiado tarde.
¡Estudia el «abc»! No basta, pero
estúdialo, ¡ No te canses!
¡Empieza! ¡Tú tienes que saberlo todo!
Estás llamado a ser un dirigente.
¡Estudia, hombre en el asilo!
¡Estudia, hombre en la cárcel!
¡Estudia, mujer en la cocina!
¡Estudia, sexagenario!
Estás llamado a ser un dirigente.
¡Asiste a la escuela, desamparado!
¡Persigue el saber, muerto de frío!
empuña el libro, hambriento! ¡Es un arma!
Estás llamado a ser un dirigente.
No temas preguntar, compañero!
No te dejes convencer!
¡Compruébalo tú mismo!
No lo sabes por ti,
No lo sabes
Repasa la cuenta,
Tu tienes que pagarla.
Apunta con tu dedo a cada cosa
Y pregunta: «Y esto, ¿de qué?»
Estás llamado a ser un dirigente.
1940
Mi hijo pequeño me pregunta: ¿Tengo que aprender
matemáticas?
¿Para qué?, quisiera contestarle. De que dos pedazos de pan
son más que uno
ya te darás cuenta.
Mi hijo pequeño me pregunta: ¿Tengo que aprender francés?
¿Para qué?, quisiera contestarle. Esa nación se hunde.
Señálate la boca y la tripa con la mano,
que ya te entenderán.
Mi hijo pequeño me pregunta: ¿Tengo que aprender
historia?
¿Para qué?, quisiera contestarle. Aprende a esconder la
cabeza en la tierra
y acaso te salves.
¡Sí, aprende matemáticas, le digo,
aprende francés, aprende historia!
Lectura del periódico mientras hierve el té
Muy de mañana leo en el periódico los planes sensacionales
del Papa y de los reyes, de los banqueros y de los reyes del
petróleo.
Con el otro ojo miro
el puchero con el agua del té,
cómo se enturbia y empieza a hervir y de nuevo se aclara,
hasta que, rebosando del puchero, apaga el fuego.
QUIERO IR CON AQUÉL A QUIEN AMO
Quiero ir con aquel a quien amo.
No quiero calcular lo que cuesta.
No quiero averiguar si es bueno.
No quiero saber si me ama.
Quiero ir con aquél a quien amo.
No aceptes
No.
No aceptes lo habitual como cosa natural.
Porque en tiempos de desorden,
de confusión organizada,
de humanidad deshumanizada,
nada debe parecer natural.
Nada debe parecer imposible de cambiar.
Loa de la duda
Loada sea la duda! Os aconsejo que saludéis
serenamente y con respeto
a aquel que pesa vuestra palabra como una moneda falsa.
Quisiera que fueseis avisados y no dierais
vuestra palabra demasiado confiadamente.
Leed la historia. Ved
a ejércitos invencibles en fuga enloquecida.
Por todas partes
se derrumban fortalezas indestructibles,
y de aquella Armada innumerable al zarpar
podían contarse
las naves que volvieron.
Así fue como un hombre ascendió un día a la cima inaccesible,
y un barco logró llegar
al confín del mar infinito.
¡Oh hermoso gesto de sacudir la cabeza
ante la indiscutible verdad!
¡Oh valeroso médico que cura
al enfermo ya desahuciado!
Pero la más hermosa de todas las dudas
es cuando los débiles y desalentados levantan su cabeza
y dejan de creer
en la fuerza de sus opresores.
¡Cuánto esfuerzo hasta alcanzar el principio!
¡Cuántas víctimas costó!
¡Qué difícil fue ver
que aquello era así y no de otra forma!
Suspirando de alivio, un hombre lo escribió un día en el
libro del saber.
Quizá siga escrito en él mucho tiempo y generación tras
generación
de él se alimenten juzgándolo eterna verdad.
Quizá los sabios desprecien a quien no lo conozca.
Pero puede ocurrir que surja una sospecha, que nuevas
experiencias
hagan conmoverse al principio. Que la duda se despierte.
Y que, otro día, un hombre, gravemente,
tache el principio del libro del saber.
Instruido
por impacientes maestros, el pobre oye
que es éste el mejor de los mundos, y que la gotera
del techo de su cuarto fue prevista por Dios en persona.
Verdaderamente, le es difícil
dudar de este mundo.
Bañado en sudor, se curva el hombre construyendo la casa
en que no ha de vivir.
Pero también suda a mares el hombre que construye su
propia casa.
Son los irreflexivos los que nunca dudan.
Su digestión es espléndida, su juicio infalible.
No creen en los hechos, sólo creen en sí mismos. Si llega el
caso,
son los hechos los que tienen que creer en ellos. Tienen
ilimitada paciencia consigo mismos. Los argumentos
los escuchan con oídos de espía.
Frente a los irreflexivos, que nunca dudan,
están los reflexivos, que nunca actúan.
No dudan para llegar a la decisión, sino
para eludir la decisión. Las cabezas
sólo las utilizan para sacudirlas. Con aire grave
advierten contra el agua a los pasajeros de naves
hundiéndose.
Bajo el hacha del asesino,
se preguntan si acaso el asesino no es un hombre también.
Tras observar, refunfuñando,
que el asunto no está del todo claro, se van a la cama.
Su actividad consiste en vacilar.
Su frase favorita es: «No está listo para sentencia.»
Por eso, si alabáis la duda,
no alabéis, naturalmente,
la duda que es desesperación.
¿De qué le sirve poder dudar
a quien no puede decidirse?
Puede actuar equivocadamente
quien se contente con razones demasiado escasas,
pero quedará inactivo ante el peligro
quien necesite demasiadas.
Tú, que eres un dirigente, no olvides
que lo eres porque has dudado de los dirigentes.
Permite, por lo tanto, a los dirigidos
dudar.
Algunas preguntas para un "hombre bueno"
Bueno, pero ¿para qué?
Dices que no eres sobornable,
pero el rayo que cae sobre la casa tampoco es sobornable.
De lo que una vez has dicho no te retractas.
Pero, ¿qué has dicho?
Dices que eres honesto, que lo que piensas lo dices.
Pero, ¿qué piensas?
Que eres valiente. ¿Contra quién?
Que eres sabio. ¿Para quién?
No te preocupa tu beneficio personal.
¿El de quién entonces?
Que eres un buen amigo. ¿De buena gente?
Entonces escucha: sabemos que eres nuestro enemigo.
Por eso ahora vamos a mandarte al paredón.
Pero teniendo en cuenta tus méritos y tus buenas cualidades,
será un buen paredón, y te dispararemos
con buenas balas de buenos fusiles
y te enterraremos con una buena pala en una buena tierra.
Loa de la dialéctica
Con paso firme se pasea hoy la injusticia.
Los opresores se disponen a dominar otros diez mil años más.
La violencia garantiza: «Todo seguirá igual.»
No se oye otra voz que la de los dominadores,
y en el mercado grita la explotación: «Ahora es cuando empiezo.»
Y entre los oprimidos, muchos dicen ahora:
«Jamás se logrará lo que queremos».
Quien aún esté vivo no diga «jamás».
Lo firme no es firme.
Todo no seguirá igual.
Cuando hayan hablado los que dominan,
hablarán los dominados.
¿Quién puede atreverse a decir «jamás»?
¿De quién depende que siga la opresión? De nosotros.
¿De quién que se acabe? De nosotros también.
¡Que se levante aquel que está abatido!
¡Aquel que está perdido, que combata!
¿Quién podrá contener al que conoce su condición?
Pues los vencidos de hoy son los vencedores de mañana
y el jamás se convierte en hoy mismo.
Canción de San jamás
Todo aquel que nació en cuna pobre,
sabe que el pobre se ha de sentar,
un buen día, en un trono dorado:
¡ése es el día de San Jamás!
En este día de San Jamás
en trono de oro se sentará.
La bondad tendrá un precio ese día,
el cuello costará la maldad,
y mérito y ganancia, en ese día,
se cambiarán el pan y la sal.
En ese día de San jamás
se cambiarán el pan y la sal.
Crecerán sobre el cielo las hierbas,
la piedra el río remontará,
y el hombre será bueno. Un edén
será el mundo sin que sufra más.
En ese día de San Jamás
un paraíso el mundo será.
Ese día seré yo aviador,
tú ese día serás general,
tendrá trabajo el hombre parado,
la mujer pobre descansará.
En ese día de San jamás
mujer pobre, tú descansarás.
Pero es muy larga ya nuestra espera.
Por lo tanto, todo esto será
no mañana por la mañana, sino
antes que el gallo empiece a cantar.
En este día de San Jamás
antes que el gallo empiece a cantar.
Quiero ir con aquel a quien amo.
No quiero calcular lo que cuesta.
No quiero averiguar si es bueno.
No quiero saber si me ama.
Quiero ir con aquél a quien amo.
No aceptes
No.
No aceptes lo habitual como cosa natural.
Porque en tiempos de desorden,
de confusión organizada,
de humanidad deshumanizada,
nada debe parecer natural.
Nada debe parecer imposible de cambiar.
Loa de la duda
Loada sea la duda! Os aconsejo que saludéis
serenamente y con respeto
a aquel que pesa vuestra palabra como una moneda falsa.
Quisiera que fueseis avisados y no dierais
vuestra palabra demasiado confiadamente.
Leed la historia. Ved
a ejércitos invencibles en fuga enloquecida.
Por todas partes
se derrumban fortalezas indestructibles,
y de aquella Armada innumerable al zarpar
podían contarse
las naves que volvieron.
Así fue como un hombre ascendió un día a la cima inaccesible,
y un barco logró llegar
al confín del mar infinito.
¡Oh hermoso gesto de sacudir la cabeza
ante la indiscutible verdad!
¡Oh valeroso médico que cura
al enfermo ya desahuciado!
Pero la más hermosa de todas las dudas
es cuando los débiles y desalentados levantan su cabeza
y dejan de creer
en la fuerza de sus opresores.
¡Cuánto esfuerzo hasta alcanzar el principio!
¡Cuántas víctimas costó!
¡Qué difícil fue ver
que aquello era así y no de otra forma!
Suspirando de alivio, un hombre lo escribió un día en el
libro del saber.
Quizá siga escrito en él mucho tiempo y generación tras
generación
de él se alimenten juzgándolo eterna verdad.
Quizá los sabios desprecien a quien no lo conozca.
Pero puede ocurrir que surja una sospecha, que nuevas
experiencias
hagan conmoverse al principio. Que la duda se despierte.
Y que, otro día, un hombre, gravemente,
tache el principio del libro del saber.
Instruido
por impacientes maestros, el pobre oye
que es éste el mejor de los mundos, y que la gotera
del techo de su cuarto fue prevista por Dios en persona.
Verdaderamente, le es difícil
dudar de este mundo.
Bañado en sudor, se curva el hombre construyendo la casa
en que no ha de vivir.
Pero también suda a mares el hombre que construye su
propia casa.
Son los irreflexivos los que nunca dudan.
Su digestión es espléndida, su juicio infalible.
No creen en los hechos, sólo creen en sí mismos. Si llega el
caso,
son los hechos los que tienen que creer en ellos. Tienen
ilimitada paciencia consigo mismos. Los argumentos
los escuchan con oídos de espía.
Frente a los irreflexivos, que nunca dudan,
están los reflexivos, que nunca actúan.
No dudan para llegar a la decisión, sino
para eludir la decisión. Las cabezas
sólo las utilizan para sacudirlas. Con aire grave
advierten contra el agua a los pasajeros de naves
hundiéndose.
Bajo el hacha del asesino,
se preguntan si acaso el asesino no es un hombre también.
Tras observar, refunfuñando,
que el asunto no está del todo claro, se van a la cama.
Su actividad consiste en vacilar.
Su frase favorita es: «No está listo para sentencia.»
Por eso, si alabáis la duda,
no alabéis, naturalmente,
la duda que es desesperación.
¿De qué le sirve poder dudar
a quien no puede decidirse?
Puede actuar equivocadamente
quien se contente con razones demasiado escasas,
pero quedará inactivo ante el peligro
quien necesite demasiadas.
Tú, que eres un dirigente, no olvides
que lo eres porque has dudado de los dirigentes.
Permite, por lo tanto, a los dirigidos
dudar.
Algunas preguntas para un "hombre bueno"
Bueno, pero ¿para qué?
Dices que no eres sobornable,
pero el rayo que cae sobre la casa tampoco es sobornable.
De lo que una vez has dicho no te retractas.
Pero, ¿qué has dicho?
Dices que eres honesto, que lo que piensas lo dices.
Pero, ¿qué piensas?
Que eres valiente. ¿Contra quién?
Que eres sabio. ¿Para quién?
No te preocupa tu beneficio personal.
¿El de quién entonces?
Que eres un buen amigo. ¿De buena gente?
Entonces escucha: sabemos que eres nuestro enemigo.
Por eso ahora vamos a mandarte al paredón.
Pero teniendo en cuenta tus méritos y tus buenas cualidades,
será un buen paredón, y te dispararemos
con buenas balas de buenos fusiles
y te enterraremos con una buena pala en una buena tierra.
Loa de la dialéctica
Con paso firme se pasea hoy la injusticia.
Los opresores se disponen a dominar otros diez mil años más.
La violencia garantiza: «Todo seguirá igual.»
No se oye otra voz que la de los dominadores,
y en el mercado grita la explotación: «Ahora es cuando empiezo.»
Y entre los oprimidos, muchos dicen ahora:
«Jamás se logrará lo que queremos».
Quien aún esté vivo no diga «jamás».
Lo firme no es firme.
Todo no seguirá igual.
Cuando hayan hablado los que dominan,
hablarán los dominados.
¿Quién puede atreverse a decir «jamás»?
¿De quién depende que siga la opresión? De nosotros.
¿De quién que se acabe? De nosotros también.
¡Que se levante aquel que está abatido!
¡Aquel que está perdido, que combata!
¿Quién podrá contener al que conoce su condición?
Pues los vencidos de hoy son los vencedores de mañana
y el jamás se convierte en hoy mismo.
Canción de San jamás
Todo aquel que nació en cuna pobre,
sabe que el pobre se ha de sentar,
un buen día, en un trono dorado:
¡ése es el día de San Jamás!
En este día de San Jamás
en trono de oro se sentará.
La bondad tendrá un precio ese día,
el cuello costará la maldad,
y mérito y ganancia, en ese día,
se cambiarán el pan y la sal.
En ese día de San jamás
se cambiarán el pan y la sal.
Crecerán sobre el cielo las hierbas,
la piedra el río remontará,
y el hombre será bueno. Un edén
será el mundo sin que sufra más.
En ese día de San Jamás
un paraíso el mundo será.
Ese día seré yo aviador,
tú ese día serás general,
tendrá trabajo el hombre parado,
la mujer pobre descansará.
En ese día de San jamás
mujer pobre, tú descansarás.
Pero es muy larga ya nuestra espera.
Por lo tanto, todo esto será
no mañana por la mañana, sino
antes que el gallo empiece a cantar.
En este día de San Jamás
antes que el gallo empiece a cantar.
El ladrón de cerezas
Una mañana temprano, mucho antes del primer canto del
gallo,
despertado por un silbido, me asomé a la ventana.
Subido a un cerezo -el alba inundaba mi jardín-,
había sentado un joven con el pantalón remendado
que cogía alegremente mis cerezas. Al verme
me saludó con la cabeza, mientras con ambas manos
pasaba las cerezas de las ramas a sus bolsillos.
Largo rato, de vuelta ya en mi cama,
le estuve oyendo silbar su alegre cancioncilla
Una mañana temprano, mucho antes del primer canto del
gallo,
despertado por un silbido, me asomé a la ventana.
Subido a un cerezo -el alba inundaba mi jardín-,
había sentado un joven con el pantalón remendado
que cogía alegremente mis cerezas. Al verme
me saludó con la cabeza, mientras con ambas manos
pasaba las cerezas de las ramas a sus bolsillos.
Largo rato, de vuelta ya en mi cama,
le estuve oyendo silbar su alegre cancioncilla
Nuestras derrotas no demuestran nada
Cuando los que luchan la contra la injusticia
muestran sus caras ensangrentadas,
la incomodidad de los que están a salvo es grande.
¿Por qué se quejan ustedes?, les preguntan.
¿No han combatido la injusticia? Ahora
ella los derrotó.
No protesten.
El que lucha debe saber perder
El que busca pelea se expone al peligro.
El que enseña la violencia
no debe culpar a la violencia.
Ay, amigos.
Ustedes que están asegurados,
¿por qué tanta hostilidad?
¿Acaso somos vuestros enemigos
los que somos enemigos de la injusticia?
Cuando los que luchan contra la injusticia
están vencidos,
no por eso tiene razón la injusticia.
Nuestras derrotas lo único que demuestran
es que somos pocos
los que luchan contra la infamia.
Y de los espectadores, esperamos
que al menos se sientan avergonzados.
Alabanza del revolucionario
Cuando la opresión va a más
muchos se desmoralizan,
pero su valor crece.
Él es quien organiza su lucha
por ese centavo del salario, por el agua del té
y por el poder dentro del Estado.
Le pregunta a la propiedad:
¿Dé dónde eres?
Le pregunta a las ideas:
¿A quién sirven ustedes?
Allá donde reine el silencio
hablará él.
Y donde impere la opresión y se hable del destino
dirá él los nombres.
Allá donde él se siente a la mesa
se sienta también el descontento.
La comida sabe mal
y se reconoce que el cuarto es estrecho.
Allá donde lo persigan
allá irá la rebelión y allá donde lo echen
quedará la intranquilidad.
LOA AL PARTIDO
El individuo tiene dos ojos,
pero el Partido tiene miles,
El Partido ve muchos estados
y el individuo solo ve una ciudad.
El individuo tiene su hora.
pero el Partido tiene muchas.
El individuo puede ser aniquilado,
pero el Partido no puede serlo.
pues es la vanguardia de las masas
y lidera su lucha
con los métodos de los clásicos, creados
a partir del conocimiento de la realidad.
EL PARTIDO SOMOS NOSOTROS
Cuando los que luchan la contra la injusticia
muestran sus caras ensangrentadas,
la incomodidad de los que están a salvo es grande.
¿Por qué se quejan ustedes?, les preguntan.
¿No han combatido la injusticia? Ahora
ella los derrotó.
No protesten.
El que lucha debe saber perder
El que busca pelea se expone al peligro.
El que enseña la violencia
no debe culpar a la violencia.
Ay, amigos.
Ustedes que están asegurados,
¿por qué tanta hostilidad?
¿Acaso somos vuestros enemigos
los que somos enemigos de la injusticia?
Cuando los que luchan contra la injusticia
están vencidos,
no por eso tiene razón la injusticia.
Nuestras derrotas lo único que demuestran
es que somos pocos
los que luchan contra la infamia.
Y de los espectadores, esperamos
que al menos se sientan avergonzados.
Alabanza del revolucionario
Cuando la opresión va a más
muchos se desmoralizan,
pero su valor crece.
Él es quien organiza su lucha
por ese centavo del salario, por el agua del té
y por el poder dentro del Estado.
Le pregunta a la propiedad:
¿Dé dónde eres?
Le pregunta a las ideas:
¿A quién sirven ustedes?
Allá donde reine el silencio
hablará él.
Y donde impere la opresión y se hable del destino
dirá él los nombres.
Allá donde él se siente a la mesa
se sienta también el descontento.
La comida sabe mal
y se reconoce que el cuarto es estrecho.
Allá donde lo persigan
allá irá la rebelión y allá donde lo echen
quedará la intranquilidad.
LOA AL PARTIDO
El individuo tiene dos ojos,
pero el Partido tiene miles,
El Partido ve muchos estados
y el individuo solo ve una ciudad.
El individuo tiene su hora.
pero el Partido tiene muchas.
El individuo puede ser aniquilado,
pero el Partido no puede serlo.
pues es la vanguardia de las masas
y lidera su lucha
con los métodos de los clásicos, creados
a partir del conocimiento de la realidad.
¿Acaso se sienta en una casa con teléfonos?
¿Acaso son secretos sus pensamientos y desconocidas sus decisiones?;
¿Quién es él?
Nosotros lo somos.
Tú, yo y vosotros -todos nosotros.
Está dentro de tu ropa, compañero, y piensa
con tu cabeza.
Donde yo viva es su casa y donde tú seas atacado,
allá estará luchando.
Muéstranos el camino que debemos tomar y,
como tú, lo seguiremos, pero
no vayas sin nosotros por el camino correcto,
porque sin nosotros será
el más falso.
¡No te apartes de nosotros!
Porque podemos equivocamos y tú
tener razón. Por ello
¡No te apartes de nosotros!
Que el camino más corto es mejor que el largo,
nadie lo niega,
pero cuando alguno lo sabe
y no sabe mostrárnoslo ¿De qué nos sirve
su sabiduría?
¡Sé sabio con nosotros!
¡No te apartes de nosotros!
EL ANALFABETO POLÍTICO
El peor analfabeto
es el analfabeto político.
Él no oye, no habla
ni participa en los acontecimientos políticos.
No sabe que el costo de la vida,
el precio de los frijoles, del pescado,
de la harina, del alquiler, del calzado
y de las medicinas dependen de las decisiones políticas.
El analfabeto político es tan animal
que se enorgullece e hincha el pecho
al decir que odia la política.
No sabe el imbécil que
de su ignorancia política proviene
la prostituta, el menor abandonado,
el asaltador, y el peor de los bandidos,
que es el político aprovechador,
embaucador y corrompido,
lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.
A los hombres futuros (1938)
1
Verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.
Es insensata la palabra ingenua. Una frente lisa
revela insensibilidad. El que ríe
es porque no ha oído aún la noticia terrible,
aún no le ha llegado.
¡Qué tiempos estos en que
hablar sobre árboles es casi un crimen
porque supone callar sobre tantas alevosías!
Ese hombre que va tranquilamente por la calle,
¿lo encontrarán sus amigos cuando lo necesiten?
Es cierto que aún me gano la vida.
Pero, creedme, es pura casualidad. Nada
De lo que hago me da derecho a hartarme.
Por casualidad me he librado (si mi suerte acabara, estaría
perdido.)
Me dicen. "¡Come y bebe! ¡Goza de lo que tienes!"
Pero ¿cómo puedo comer y beber
si al hambriento le quito lo que como
y mi vaso de agua le hace falta al sediento?
Y, sin embargo, como y bebo.
Me gustaría ser sabio también.
Los viejos libros explican la sabiduría:
apartarse de las luchas del mundo y transcurrir
sin inquietudes nuestro breve tiempo.
Librarse de la violencia,
dar bien por mal,
no satisfacer los deseos y hasta
olvidarlos: tal es la sabiduría.
Pero yo no puedo hacer nada de esto:
verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.
¡Sé sabio con nosotros!
¡No te apartes de nosotros!
EL ANALFABETO POLÍTICO
El peor analfabeto
es el analfabeto político.
Él no oye, no habla
ni participa en los acontecimientos políticos.
No sabe que el costo de la vida,
el precio de los frijoles, del pescado,
de la harina, del alquiler, del calzado
y de las medicinas dependen de las decisiones políticas.
El analfabeto político es tan animal
que se enorgullece e hincha el pecho
al decir que odia la política.
No sabe el imbécil que
de su ignorancia política proviene
la prostituta, el menor abandonado,
el asaltador, y el peor de los bandidos,
que es el político aprovechador,
embaucador y corrompido,
lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.
A los hombres futuros (1938)
1
Verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.
Es insensata la palabra ingenua. Una frente lisa
revela insensibilidad. El que ríe
es porque no ha oído aún la noticia terrible,
aún no le ha llegado.
¡Qué tiempos estos en que
hablar sobre árboles es casi un crimen
porque supone callar sobre tantas alevosías!
Ese hombre que va tranquilamente por la calle,
¿lo encontrarán sus amigos cuando lo necesiten?
Es cierto que aún me gano la vida.
Pero, creedme, es pura casualidad. Nada
De lo que hago me da derecho a hartarme.
Por casualidad me he librado (si mi suerte acabara, estaría
perdido.)
Me dicen. "¡Come y bebe! ¡Goza de lo que tienes!"
Pero ¿cómo puedo comer y beber
si al hambriento le quito lo que como
y mi vaso de agua le hace falta al sediento?
Y, sin embargo, como y bebo.
Me gustaría ser sabio también.
Los viejos libros explican la sabiduría:
apartarse de las luchas del mundo y transcurrir
sin inquietudes nuestro breve tiempo.
Librarse de la violencia,
dar bien por mal,
no satisfacer los deseos y hasta
olvidarlos: tal es la sabiduría.
Pero yo no puedo hacer nada de esto:
verdaderamente, vivo en tiempos sombríos.
2
Llegué a las ciudades en tiempos del desorden,
cuando el hambre reinaba.
Me mezclé con los hombres en tiempos de rebeldía
y me rebelé con ellos.
Así pasé el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
Mi pan lo comí entre batalla y batalla.
Entre los asesinos dormí.
Hice el amor sin prestarle atención
y contemplé la naturaleza con impaciencia.
Así pasé el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
En mis tiempos, las calles dese
mbocaban en pantanos.
La palabra me traicionaba al verdugo.
Poco podía yo. Y los poderosos
se sentían más tranquilos sin mí. Lo sabía.
Así transcurrió el tiempo
Que me fue concedido en la tierra.
Escasas eran las fuerzas. La meta
estaba muy lejos aún.
Ya se podía ver claramente, aunque para mí
fuera casi inalcanzable.
Así pasé el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
Llegué a las ciudades en tiempos del desorden,
cuando el hambre reinaba.
Me mezclé con los hombres en tiempos de rebeldía
y me rebelé con ellos.
Así pasé el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
Mi pan lo comí entre batalla y batalla.
Entre los asesinos dormí.
Hice el amor sin prestarle atención
y contemplé la naturaleza con impaciencia.
Así pasé el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
En mis tiempos, las calles dese
mbocaban en pantanos.
La palabra me traicionaba al verdugo.
Poco podía yo. Y los poderosos
se sentían más tranquilos sin mí. Lo sabía.
Así transcurrió el tiempo
Que me fue concedido en la tierra.
Escasas eran las fuerzas. La meta
estaba muy lejos aún.
Ya se podía ver claramente, aunque para mí
fuera casi inalcanzable.
Así pasé el tiempo
que me fue concedido en la tierra.
3
Vosotros, que surgiréis del marasmo
en el que nosotros nos hemos hundido,
cuando habléis de nuestras debilidades,
pensad también en los tiempos sombríos
de los que os habéis escapado.
Cambiábamos de país como de zapatos
a través de las guerras de clases, y nos desesperábamos
donde sólo había injusticia y nadie se alzaba contra ella.
Y, sin embargo, sabíamos
que también el odio contra la bajeza
desfigura la cara.
También la ira contra la injusticia
pone ronca la voz. Desgraciadamente, nosotros,
que queríamos preparar el camino para la amabilidad
no pudimos ser amables.
Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos
en que el hombre sea amigo del hombre,
pensad en nosotros
con indulgencia.
FRAGMENTOS:
TEATRO:
Su obra de teatro más famosa se titula Galileo Galilei
https://skydrive.live.com/?cid=e7940b0795065263#cid=E7940B0795065263&id=E7940B0795065263%211044
Vosotros, que surgiréis del marasmo
en el que nosotros nos hemos hundido,
cuando habléis de nuestras debilidades,
pensad también en los tiempos sombríos
de los que os habéis escapado.
Cambiábamos de país como de zapatos
a través de las guerras de clases, y nos desesperábamos
donde sólo había injusticia y nadie se alzaba contra ella.
Y, sin embargo, sabíamos
que también el odio contra la bajeza
desfigura la cara.
También la ira contra la injusticia
pone ronca la voz. Desgraciadamente, nosotros,
que queríamos preparar el camino para la amabilidad
no pudimos ser amables.
Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos
en que el hombre sea amigo del hombre,
pensad en nosotros
con indulgencia.
FRAGMENTOS:
"Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles."
"Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó.
Después se llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me importó.
Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero tampoco me importó."
Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual, tampoco me importó.
Después siguieron con los curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó.
Ahora vienen a por mí, pero ya es demasiado tarde."
"Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó.
Después se llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me importó.
Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero tampoco me importó."
Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual, tampoco me importó.
Después siguieron con los curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó.
Ahora vienen a por mí, pero ya es demasiado tarde."
Su obra de teatro más famosa se titula Galileo Galilei
https://skydrive.live.com/?cid=e7940b0795065263#cid=E7940B0795065263&id=E7940B0795065263%211044
¡Hola!:
ResponderEliminarMuy agradecido por haberme topado una vez más con la poesía de Brecht. La tengo en libros, pero no siempre los abro.
Lo único que quisiera pedirles es que hagan una revisión ortográfica y gramatical de las traducciones (las cuales están bien, en general).
Pero, por ejemplo, detrás de un signo de admiración de apertura y antes del de cierre, no va espacio; la raya de diálogo no es igual al guion de corte de palabra; las comillas que abren deben cerrar; "aquel" lleva tilde solo cuando es pronombre ("Quiero ir con aquél a quien amo" está mal), etcétera.
Los errores ortográficos son más fáciles: se solucionan pasando un corrector ortográfico.
Saludos,
Juan.
¡Ah, y me olvidé, antes!:
ResponderEliminarEl texto "Primero se llevaron a los judíos..." no es de Brecht, sino un fragmento de un sermón del pastor luterano Martin Niemöller. Lo haya dicho quien lo haya dicho es igualmente valioso.
Juan.
uno lee y lee y cada vez es mejor que la primera vez...
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